El circo de la F1. El caso Alonso | CocheDirecto

El circo de la F1. El caso Alonso

Fecha de publicación: 2015-03-11

El circo de la F1. El caso Alonso

El circo de la F1. El caso Alonso

La Fórmula 1 debe evolucionar, eso está claro, pero nunca debió hacerlo hacia la opacidad.



Novela, culebrón o ciencia ficción.

Desde hace décadas, la Fórmula 1 se ha convertido, como ocurre en el fútbol, en el deporte rey del automovilismo, sin embargo, aplicamos la palabra rey al liderazgo que implica un enorme seguimiento de masas y en consecuencia, de dinero.

Y como el dinero manda, todo vale. Si en el fútbol no se permite el "ojo de halcón" en las jugadas para poder determinar si un fuera de juego es veraz o no así como las faltas, en el circo de la F1 ocurre algo similar, y para muestra un botón. El caso Alonso.

En los quince días que han transcurrido tras el misterioso percance de Fernando, el silencio forzado por los intereses económicos, está dando pie a todo tipo de especulaciones e interpretaciones más surrealistas si cabe que en el programa cuarto milenio, donde tanto el viento (teoría insostenible) como un golpe en la cabeza o un inventado mareo del piloto asturiano antes de los test ha intentado tapar lo que podría recaer en una grave responsabilidad en el equipo McLaren de asumir que algo no se ha hecho bien.

Tanto en aviación como en la F1, la telemetría lo registra todo, y los rumores de una descarga eléctrica parecen ser el callejón sin salida del equipo anglo-japonés.

¿He dicho japonés? A los japos no se les escapa una, y dudo mucho que a estas alturas del cuento les queden cabos por atar y bocas por tapar ya que la ingente cantidad de dinero que está en juego en este circo no la sabríamos calcular en pesetas, lo que se traduce en compañías de seguros frotándose las manos por turnos no sea que se queden sin piel, con lo cual el lema diario a seguir es Silencio.

Y así seguiremos, sobre todo si el capo Bernie acepta resignarse aparentemente si en McLaren no sueltan prenda, no sea que los pilotos decidan en conjunto abandonar sus asientos hasta que no se aclare qué ocurre con las evoluciones de este 2015.

Y mientras en el fútbol no dejan nada en el tintero sobre el esguince de un jugador o la gastroenteritis de otro, en el deporte rey del asfalto pronto se olvidan de las evoluciones de Jules Bianchi o del malogrado Schumi, pues el baile debe continuar. Y lo siguen llamando deporte. 

A los cuarenta y tantos ya no nos dormimos con el dedo pulgar en la boca, y lo que por una parte soluciona cualquier imprevisto a estas alturas del siglo veintiuno es la tecnología, parece que según lo que interesa ésta de repente deja de existir, se desenchufa todo y se mira hacia otro lado no vaya a ser que haya que asumir responsabilidades. Y para más inri, Fernando pierde la memoria y una mañana nos hacen creer que habla italiano y otra que regresó a los 15 años, mientras otros medios se inventan que tienen la vara de medir afirmando hipótesis para conseguir visitas a su portal.

La Fórmula 1 debe evolucionar, eso está claro, pero nunca debió hacerlo hacia la opacidad. Lo peor de todo es que, como dicen, una mentira repetida por miles de bocas, acaba por convertirse en una verdad. Y titulaba circo a este artículo porque jugando con la fantasía, como siempre logran tener entretenidas a las masas y lo que ocurra en los ensayos, no es cosa nuestra, ¿Verdad?



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